miércoles, 13 de junio de 2007

La dehesa (I)

En la Península Ibérica existen dehesas desde hace más de mil años y son el mejor ejemplo de explotación sostenida de la naturaleza. Su proceso de creación y estabilización es una lucha continua del hombre y el ganado contra la sucesión ecológica para evitar la invasión de los pastizales arbolados por la vegetación leñosa serial y conseguir mejorarlos con su aprovechamiento En una dehesa encontramos básicamente dos estratos: uno arbóreo, compuesto generalmente de encinas o alcornoques, de crecimiento y velocidad de reciclaje lentos, proporcionando estabilidad y diversidad a la dehesa; y un estrato herbáceo o pastizal, con mayor velocidad de crecimiento y reciclaje pero mucho más rígido ya que depende directamente del estrato arbóreo.


Las dehesas podemos encontrarlas en toda la zona mediterránea, en llanos o laderas con muy poca pendiente, más particularmente en las zonas oeste y suroeste de la península sobre suelos ácidos y pobres, aunque no se restringe a estas condiciones ocupando una superficie de unos 3,5 millones de hectáreas en total. Según la situación podemos distinguir tres tipos de dehesas:
  • Sur, suroeste y oeste: con gran producción de bellota y ramoneo poco intenso con poco efecto oculto o lejano del arbolado.
  • Centro peninsular: con humedad similar pero inviernos más fríos, la producción de bellota es escasa, por lo que se aprovecha la dehesa en forma de leña para ramoneo generando efectos ocultos del arbolado más evidentes.
  • Norte peninsular (zonas frías y más húmedas): generalmente con especies marcescentes o caducifolias, escasa producción de bellota y carencia de ramón en invierno. Se emplea como protección del ganado frente al calor en verano y frío en invierno, como suministro de leña y ramón en otoño, y para el bombeo de nutrientes representando un elemento diversificador del sistema.
Actualmente las dehesas se forman y conservan en ciclos que pueden durar hasta 12 años, y que incluyen un aclarado del bosque que se pretender adehesar, seguido por una fase que alterna entre el barbecho y el cultivo de trébol subterráneo en ocasiones acompañado de algún cereal como protección. La dehesa representa un ecosistema complejo que depende del hombre para el mantenimiento de los dos estratos, para ello se ayuda de talas, pastoreo y un uso inteligente de los recursos que proporciona la dehesa.
El estrato arbóreo tiene función productiva de ramón, madera (leña o carbón), frutos (bellota) y corcho (en el caso del alcornoque). Desde el punto de vista ecológico tiene las siguientes funciones:

  • Intercepción de radiaciones y vapor de agua.
  • Intercepción y redistribución de las precipitaciones.
  • Competencia de las raíces del arbolado con las del pastizal.
  • Evapotranspiración del árbol.
  • Enmienda orgánica.
  • Fertilización.
  • Punto de concentración de animales.
  • Reducción de la superficie disponible para el pastizal.
  • Diversificación.

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