El archipiélago de Cabrera, que incluye la Isla Conillera, la Isla Plana, la Isla Foradada, Na Pobre y los islotes Pla y Foradat, además de, obviamente, la Isla de Cabrera, se convirtió en el primer parque nacional martítimo-terrestre español al ser declarado como tal en el año 91. A lo largo de su historia, la isla que da nombre al parque ha sido utilizada como base pirata, lo que condujo a la construcción de un castillo en ella; como prisión durante la Guerra de la Independencia Española, alojando soldados franceses hechos cautivos; como tierra de cultivo y, ya en el siglo XX y hasta antes de ser declarado el parque, como campo de tiro militar, lo cual fué una suerte, por otro lado, ya que libró al lugar de los estragos del urbanismo descontrolado que asolarían buena parte del resto de las Baleares.
Allí donde en otro tiempo hubo cultivos, el terreno fué llevado a los estadíos iniciales de la sucesión ecológica, de modo que, tras ser abandonados, deberían ser gradualmente colonizados por nuevas especies que irían transformando lentamente el ecosistema. En un lugar así sería lógico encontrar en mayor o menor medida garriga, un tipo de formación arbustiva característica de las regiones de clima mediterráneo conocida también como coscojar. Sin embargo, parece ser que la colonización de los antiguos campos de cultivo por parte de las especies de garriga es más lenta de lo que cabría esperar. La causa de esto ha sido determinada recientemente por investigadores del Laboratorio de Ecología Terrestre del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, que entre los años 2004 y 2006 han estado trabajando en el proyecto HERBIMPACT, dirigido por el doctor Luis Santamaría y la doctora Anna Traveset, y cuyo objeto principal era la cuantificación del efecto de los herbívoros exóticos (no autóctonos) sobre la vegetación de la isla, en concreto la vegetación esclerófita de la garriga y la vegetación herbácea. El estudio se llevó a término en el valle central de la isla, donde se encuentran ambos tipos de vegetación, y los herbívoros en cuestión son ratas y conejos. Se ha observado que el principal impacto es precisamente una reducción en el reclutamiento de especies típicas de la garriga, debido a la disminución de plántulas jóvenes y a la depredación sobre semillas.
Aunque durante el período en el que se hizo el estudio la abundancia medida de ratas y conejos era bastante baja, hacia el final de éste se observó un aumento notable de la población, por lo cual los investigadores consideran que el problema puede agravarse. Este fenómeno puede ser explicado por la disminución de la presencia de ginetas y gatos causada por la reciente campaña de erradicación de predadores, iniciada en el último año de la investigación, 2006, con el objeto de disminuir el impacto negativo que tiene su presencia sobre las poblaciones de aves marinas de la isla.
Se puede leer un reportaje completo en catalán AQUÍ.
Visita virtual a Cabrera desde la web del ministerio.
Allí donde en otro tiempo hubo cultivos, el terreno fué llevado a los estadíos iniciales de la sucesión ecológica, de modo que, tras ser abandonados, deberían ser gradualmente colonizados por nuevas especies que irían transformando lentamente el ecosistema. En un lugar así sería lógico encontrar en mayor o menor medida garriga, un tipo de formación arbustiva característica de las regiones de clima mediterráneo conocida también como coscojar. Sin embargo, parece ser que la colonización de los antiguos campos de cultivo por parte de las especies de garriga es más lenta de lo que cabría esperar. La causa de esto ha sido determinada recientemente por investigadores del Laboratorio de Ecología Terrestre del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, que entre los años 2004 y 2006 han estado trabajando en el proyecto HERBIMPACT, dirigido por el doctor Luis Santamaría y la doctora Anna Traveset, y cuyo objeto principal era la cuantificación del efecto de los herbívoros exóticos (no autóctonos) sobre la vegetación de la isla, en concreto la vegetación esclerófita de la garriga y la vegetación herbácea. El estudio se llevó a término en el valle central de la isla, donde se encuentran ambos tipos de vegetación, y los herbívoros en cuestión son ratas y conejos. Se ha observado que el principal impacto es precisamente una reducción en el reclutamiento de especies típicas de la garriga, debido a la disminución de plántulas jóvenes y a la depredación sobre semillas.
Aunque durante el período en el que se hizo el estudio la abundancia medida de ratas y conejos era bastante baja, hacia el final de éste se observó un aumento notable de la población, por lo cual los investigadores consideran que el problema puede agravarse. Este fenómeno puede ser explicado por la disminución de la presencia de ginetas y gatos causada por la reciente campaña de erradicación de predadores, iniciada en el último año de la investigación, 2006, con el objeto de disminuir el impacto negativo que tiene su presencia sobre las poblaciones de aves marinas de la isla.
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