Las hormigas, insectos himenópteros, como las abejas y las avispas, forman sociedades maravillosamente estructuradas, y muestran comportamientos que, ante la ignorancia, creeríamos humanos. He aquí algunos ejemplos:
La agricultura y los pesticidas.
Las especies conocidas como hormigas arrieras o cortadoras, pertenecientes al género Atta todas ellas, reciben su nombre vulgar debido a que cortan pedazos de hoja y los transportan hasta sus hormigueros, donde los usarán como medio de cultivo de los hongos de los que se alimentan, tras trocearlos y humidificarlos. Además, en los cuerpos de algunas de estas especies se han hallado receptáculos en los que crían bacterias a las que alimentan con secreciones de su propio cuerpo. En caso necesario, pueden utilizar a estos microorganismos como pesticidas para defender sus hongos del ataque de parásitos. Son habitantes del continente americano y pueden resultar plagas muy destructivas.
El pastoreo
Si hay hormigas que se dedican a la agricultura, no pueden faltar las que se dediquen a la ganadería. Los pulgones o áfidos son unos insectos que constituyen la familia Aphididae. Son parásitos de las plantas, y se instalan preferentemente en las zonas más tiernas de estas para clavar sus bocas con forma de estilete y sorber la savia. Exudan por el extremo de su abdomen gotitas de un fluido dulce que agrada a las hormigas, las cuales los ordeñan y cuidan, defendiéndolos de las agresiones de otros bichos.
El esclavismo
Existen algunas especies de hormigas, como por ejemplo Rossomyrmex minuchae, que cada año realizan algunas incursiones en los hormigueros vecinos de otras especies, capturando larvas y pupas que luego criarán en su propio nido, para utilizarlas cuando completen su desarrollo a modo de obreras. Algunas de estas especies pueden sobrevivir sin realizar esta práctica, pero otras dependen totalmente de las esclavas que capturan en sus redadas.
La guerra, las conquistas y las reconquistas
Las hormigas son insectos territoriales, y no es raro que se produzcan enfrentamientos entre individuos de distintos nidos, aun siendo de la misma especie. A veces, los enfrentamientos adquieren la magnitud de guerras. Réaumur, eminente físico y naturalista francés del siglo XVIII, en su Historia Natural de las Hormigas, relata una batalla de proporciones épicas. Podemos darle más o menos crédito, pero he creido interesante citarlo aquí.
...hay ocasiones en que hormigas de diferentes especies entran en combate por la posesión de un árbol. Tal batalla, quizás la más memorable de recordar, fue referida y gratamente descrita por Eneas Silvius, que posteriormente fue papa bajo el nombre de Pío II. [...] Ocurrió en los alrededores de Bolonia, y un viejo peral fue el campo de batalla y el motivo del conflicto. Algunas hormigas pequeñas habían encontrado sustento en él, pero unas hormigas más grandes decidieron expulsarlas, matando a algunas de ellas y obligando a otras más a escapar. Estas últimas llegaron a su hormiguero, informaron a sus camaradas del grave e injusto tratamiento que habían recibido, y solicitaron su ayuda para asegurarse la venganza. Dos horas más tarde un ejército abandonó el hormiguero, y el número de los combatientes cubrió la tierra de las cercanías del peral hasta que quedó ennegrecida de ellas. Las hormigas pequeñas subieron valientemente al árbol, donde las más grandes las esperaban sin miedo. El primer choque fué severo, siendo las usurpadoras superiores en fuerza, y las otras en número. Había más de veinte de estas últimas por cada una de las primeras. Sin embargo, las pequeñas sufrieron mucho en el primer ataque, y murieron tantas que un montón de cuerpos muertos cayeron al suelo al pie del árbol; pero finalmente, las hormigas pequeñas se sobrepusieron y quedaron como dueñas del peral. Batallas menos mortíferas se dan frecuentemente entre hormigas de distintas especies, o simplemente entre colonias diferentes de la misma especie cuando una parte desea tomar posesión del un árbol la otra desa forrajear libremente en él.
Sólo falta la banda sonora.
La agricultura y los pesticidas.
Las especies conocidas como hormigas arrieras o cortadoras, pertenecientes al género Atta todas ellas, reciben su nombre vulgar debido a que cortan pedazos de hoja y los transportan hasta sus hormigueros, donde los usarán como medio de cultivo de los hongos de los que se alimentan, tras trocearlos y humidificarlos. Además, en los cuerpos de algunas de estas especies se han hallado receptáculos en los que crían bacterias a las que alimentan con secreciones de su propio cuerpo. En caso necesario, pueden utilizar a estos microorganismos como pesticidas para defender sus hongos del ataque de parásitos. Son habitantes del continente americano y pueden resultar plagas muy destructivas.
El pastoreo
Si hay hormigas que se dedican a la agricultura, no pueden faltar las que se dediquen a la ganadería. Los pulgones o áfidos son unos insectos que constituyen la familia Aphididae. Son parásitos de las plantas, y se instalan preferentemente en las zonas más tiernas de estas para clavar sus bocas con forma de estilete y sorber la savia. Exudan por el extremo de su abdomen gotitas de un fluido dulce que agrada a las hormigas, las cuales los ordeñan y cuidan, defendiéndolos de las agresiones de otros bichos.
El esclavismo
Existen algunas especies de hormigas, como por ejemplo Rossomyrmex minuchae, que cada año realizan algunas incursiones en los hormigueros vecinos de otras especies, capturando larvas y pupas que luego criarán en su propio nido, para utilizarlas cuando completen su desarrollo a modo de obreras. Algunas de estas especies pueden sobrevivir sin realizar esta práctica, pero otras dependen totalmente de las esclavas que capturan en sus redadas.
La guerra, las conquistas y las reconquistas
Las hormigas son insectos territoriales, y no es raro que se produzcan enfrentamientos entre individuos de distintos nidos, aun siendo de la misma especie. A veces, los enfrentamientos adquieren la magnitud de guerras. Réaumur, eminente físico y naturalista francés del siglo XVIII, en su Historia Natural de las Hormigas, relata una batalla de proporciones épicas. Podemos darle más o menos crédito, pero he creido interesante citarlo aquí.
...hay ocasiones en que hormigas de diferentes especies entran en combate por la posesión de un árbol. Tal batalla, quizás la más memorable de recordar, fue referida y gratamente descrita por Eneas Silvius, que posteriormente fue papa bajo el nombre de Pío II. [...] Ocurrió en los alrededores de Bolonia, y un viejo peral fue el campo de batalla y el motivo del conflicto. Algunas hormigas pequeñas habían encontrado sustento en él, pero unas hormigas más grandes decidieron expulsarlas, matando a algunas de ellas y obligando a otras más a escapar. Estas últimas llegaron a su hormiguero, informaron a sus camaradas del grave e injusto tratamiento que habían recibido, y solicitaron su ayuda para asegurarse la venganza. Dos horas más tarde un ejército abandonó el hormiguero, y el número de los combatientes cubrió la tierra de las cercanías del peral hasta que quedó ennegrecida de ellas. Las hormigas pequeñas subieron valientemente al árbol, donde las más grandes las esperaban sin miedo. El primer choque fué severo, siendo las usurpadoras superiores en fuerza, y las otras en número. Había más de veinte de estas últimas por cada una de las primeras. Sin embargo, las pequeñas sufrieron mucho en el primer ataque, y murieron tantas que un montón de cuerpos muertos cayeron al suelo al pie del árbol; pero finalmente, las hormigas pequeñas se sobrepusieron y quedaron como dueñas del peral. Batallas menos mortíferas se dan frecuentemente entre hormigas de distintas especies, o simplemente entre colonias diferentes de la misma especie cuando una parte desea tomar posesión del un árbol la otra desa forrajear libremente en él.
Sólo falta la banda sonora.
En la fotografía pueden observarse dos hormigas luchando en una guerra entre colonias.
La mayor ha perdido el abdomen, que contiene gran parte de los órganos vitales, pero a pesar de ello no se rinde. La imagen ha sido tomada de los foros de La Marabunta.
La mayor ha perdido el abdomen, que contiene gran parte de los órganos vitales, pero a pesar de ello no se rinde. La imagen ha sido tomada de los foros de La Marabunta.
Los zombis
Éste es un caso aparte, por no ser exactamente algo resultado de una acción de las hormigas, sino de una acción ejercida sobre ellas. Pero al fin y al cabo, un zombi no posee voluntad alguna, estando totalmente sujeto a la voluntad su amo, y precisamente así les ocurre a las hormigas zombis. La diferencia entre ellas y el hombre es que en nuestro caso también los brujos que controlan al muerto viviente son humanos, mientras que en el suyo el responsable del hechizo es un parásito en una de sus múltiples fases de desarrollo: la duela menor del hígado, mundialmente conocida como Dicrocoelium dendriticum. Este animal pertenece a la clase de los Tremátodos, del filo de los Platelmintos, al igual que la conocida tenia o solitaria. Las formas adultas habitan generalmente el hígado de herbívoros rumiantes, como las ovejas. Sus huevos son expulsados al exterior por las heces y, si las cosas van bien, serán ingeridos por el primer hospedador intermediario, un caracol terrestre. En su interior, los huevos eclosionan y los pequeños engendros nacidos de ellos pasarán por diversas etapas: esporocisto, redia, y cercaria. Las emprendedoras cercarias serán las que volverán a salir al exterior, esta vez en el interior de bolas de mucus fabricado por el caracol. Estas bolas son en realidad el objeto maldito que las inocentes hormigas comerán permitiendo al parásito evolucionar en su interior a metacercaria, forma que afectará al sistema nervioso de la hormiga de modo que, utilizando sus mandíbulas, se sujetará a alguna brizna de hierba y quedará paralizada, a la espera de que la devore el hospedador definitivo, alguna oveja despistada o tal vez un ciervo, completándose el ciclo. El control que ejerce la metacercaria sobre la hormiga está relacionado con la temperatura: durante las horas más calientes del día, que coinciden con el momento en que el objetivo final probablemente estará rumiando la comida que ingirió en horas más frescas, la parálisis cesa y la hormiga reanuda, por un tiempo, sus actividades habituales.
La edición española de Historia Natural de las Hormigas, la obra en la que Réaumur relata la batalla transcrita unas líneas antes, está comentada en este mismo blog: #click#.
Éste es un caso aparte, por no ser exactamente algo resultado de una acción de las hormigas, sino de una acción ejercida sobre ellas. Pero al fin y al cabo, un zombi no posee voluntad alguna, estando totalmente sujeto a la voluntad su amo, y precisamente así les ocurre a las hormigas zombis. La diferencia entre ellas y el hombre es que en nuestro caso también los brujos que controlan al muerto viviente son humanos, mientras que en el suyo el responsable del hechizo es un parásito en una de sus múltiples fases de desarrollo: la duela menor del hígado, mundialmente conocida como Dicrocoelium dendriticum. Este animal pertenece a la clase de los Tremátodos, del filo de los Platelmintos, al igual que la conocida tenia o solitaria. Las formas adultas habitan generalmente el hígado de herbívoros rumiantes, como las ovejas. Sus huevos son expulsados al exterior por las heces y, si las cosas van bien, serán ingeridos por el primer hospedador intermediario, un caracol terrestre. En su interior, los huevos eclosionan y los pequeños engendros nacidos de ellos pasarán por diversas etapas: esporocisto, redia, y cercaria. Las emprendedoras cercarias serán las que volverán a salir al exterior, esta vez en el interior de bolas de mucus fabricado por el caracol. Estas bolas son en realidad el objeto maldito que las inocentes hormigas comerán permitiendo al parásito evolucionar en su interior a metacercaria, forma que afectará al sistema nervioso de la hormiga de modo que, utilizando sus mandíbulas, se sujetará a alguna brizna de hierba y quedará paralizada, a la espera de que la devore el hospedador definitivo, alguna oveja despistada o tal vez un ciervo, completándose el ciclo. El control que ejerce la metacercaria sobre la hormiga está relacionado con la temperatura: durante las horas más calientes del día, que coinciden con el momento en que el objetivo final probablemente estará rumiando la comida que ingirió en horas más frescas, la parálisis cesa y la hormiga reanuda, por un tiempo, sus actividades habituales.
La edición española de Historia Natural de las Hormigas, la obra en la que Réaumur relata la batalla transcrita unas líneas antes, está comentada en este mismo blog: #click#.
3 comentarios:
qué fuerte me parece... hormigas zombis!!! habrá que preguntarlas si van a ir al día del orgullo zombi del año que viene... :P
En realidad tendríamos que preguntar a la metacercaria, que para eso es la que decide.
Muy bueno, gato.Algo había oido del tema, pero el artículo es realmente bueno.Y de las hormigas zombis no tenía ni idea, es sorprendente :P
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