sábado, 28 de abril de 2007

Malos tiempos para la garriga de Cabrera

El archipiélago de Cabrera, que incluye la Isla Conillera, la Isla Plana, la Isla Foradada, Na Pobre y los islotes Pla y Foradat, además de, obviamente, la Isla de Cabrera, se convirtió en el primer parque nacional martítimo-terrestre español al ser declarado como tal en el año 91. A lo largo de su historia, la isla que da nombre al parque ha sido utilizada como base pirata, lo que condujo a la construcción de un castillo en ella; como prisión durante la Guerra de la Independencia Española, alojando soldados franceses hechos cautivos; como tierra de cultivo y, ya en el siglo XX y hasta antes de ser declarado el parque, como campo de tiro militar, lo cual fué una suerte, por otro lado, ya que libró al lugar de los estragos del urbanismo descontrolado que asolarían buena parte del resto de las Baleares.

Allí donde en otro tiempo hubo cultivos, el terreno fué llevado a los estadíos iniciales de la sucesión ecológica, de modo que, tras ser abandonados, deberían ser gradualmente colonizados por nuevas especies que irían transformando lentamente el ecosistema. En un lugar así sería lógico encontrar en mayor o menor medida garriga, un tipo de formación arbustiva característica de las regiones de clima mediterráneo conocida también como coscojar. Sin embargo, parece ser que la colonización de los antiguos campos de cultivo por parte de las especies de garriga es más lenta de lo que cabría esperar. La causa de esto ha sido determinada recientemente por investigadores del Laboratorio de Ecología Terrestre del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, que entre los años 2004 y 2006 han estado trabajando en el proyecto HERBIMPACT, dirigido por el doctor Luis Santamaría y la doctora Anna Traveset, y cuyo objeto principal era la cuantificación del efecto de los herbívoros exóticos (no autóctonos) sobre la vegetación de la isla, en concreto la vegetación esclerófita de la garriga y la vegetación herbácea. El estudio se llevó a término en el valle central de la isla, donde se encuentran ambos tipos de vegetación, y los herbívoros en cuestión son ratas y conejos. Se ha observado que el principal impacto es precisamente una reducción en el reclutamiento de especies típicas de la garriga, debido a la disminución de plántulas jóvenes y a la depredación sobre semillas.
Aunque durante el período en el que se hizo el estudio la abundancia medida de ratas y conejos era bastante baja, hacia el final de éste se observó un aumento notable de la población, por lo cual los investigadores consideran que el problema puede agravarse. Este fenómeno puede ser explicado por la disminución de la presencia de ginetas y gatos causada por la reciente campaña de erradicación de predadores, iniciada en el último año de la investigación, 2006, con el objeto de disminuir el impacto negativo que tiene su presencia sobre las poblaciones de aves marinas de la isla.



Se puede leer un reportaje completo en catalán AQUÍ.

Visita virtual a Cabrera desde la web del ministerio.

lunes, 2 de abril de 2007

Tréboles y Marsileas

Los tréboles son plantas herbáceas que constituyen el género Trifolium, de la misma família que las judías y los algarrobos, y los hay de muy diversas especies, aunque siempre podemos observar hojas trifoliadas. ¿Siempre?. Todos conocemos la cualidad de amuleto que tiene un trébol de cuatro hojas. ¿Son una rareza, una leyenda, un cuento de hadas?. Los tréboles de cuatro hojas existen, pero poco tienen que ver con los Trifolium ssp.: son especies diferentes, pertenecientes al género Marsilea, cuyo puesto en las clasificaciones de los seres vivos está más próximo al de los helechos y equisetos. No se trata pues de mutaciones en los tréboles de toda la vida, no es que los haya de tres hojas y, de vez en cuando salga alguno con cuatro, así como de vez en cuando nace alguna persona albina. Y resulta que para desgracia suya, son demasiado sibaritas en cuanto a las condiciones ambientales se refiere, y eso ha conducido a varias especies al borde de la extinción.

Imagen tomada del Herbario Virtual del Mediterráneo Occidental


Como todo buen helecho, necesitan de la humedad para crecer, de hecho aparecen en charcas temporales, y mueren al poco tiempo de desaparecer estas. Es comprensible pues que, entre la regresión de las zonas húmedas y el cambio climático que nos lleva a veranos cada vez más secos, las cosas se le estén poniendo difíciles.


¿De verdad no os creeréis que da buena suerte arrancarlos?. En ese caso, que no os pille el guardabosques, u os hará cambiar de opinión.




Planta amparada por la legislación europea (DIRECTIVA 92/43/CEE: 27) en su Anexo II referido a las Especies de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de protección.