jueves, 24 de octubre de 2013

De paseo por el Courel: Vieiros - Carbedo - Rogueira

Cuando el otro día os dije que cuando llegamos al castro estábamos agotadas, lo dije con razón; y he aquí el motivo de que acabáramos exhaustas.

Comenzamos el día visitando la "Fervenza de Vieiros", que es una pequeña ruta circular que hay entorno a una preciosa cascada.

Panel interpretativo
La senda es pequeña y el paseo es apto para todos los públicos, pero tuvimos un pequeño problema con la señalización, que nos hizo replantearnos varias veces si seguíamos la ruta adecuadamente.


Serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia)
Afortunadamente el paseo era bastante sombrío, dada la gran cantidad y variedad de especies de árboles que había.



La cascada era toda una tentación, sobre todo con el calor que hacía.


Cascada de Vieiros


Pero aunque la atracción principal es la cascada, el resto de la ruta no desmerece en absoluto el paseo.








Vista superior de la cascada
Una vez que terminamos la ruta, como había sido cortita, decidimos seguir y buscar otra que tampoco fuera muy larga, para así poder disfrutar de diferentes lugares dentro de la inmensidad que es esta sierra.

Pasamos en coche cerca del castillo de Carbedo, y un poco más adelante vimos que había una ruta que pasaba por él, así que nos animamos a hacerla.


Castillo de Carbedo






Esta ruta, al igual que la anterior, también tenía bastantes zonas sombrías, y dado que el paseo lo hicimos en pleno agosto, se agradece podemos caminar sin sufrir una insolación. Además, a lo largo de la ruta hay diferentes paneles interpretativos, y viviendas abandonadas típicas de la zona.






Como viene siendo habitual en este viaje, hicimos una parada técnica al lado del río, para refrescar los pies. Aunque en esta ocasión nos acompañó un perro, que se quedó un rato con nosotras, y nos acompañó luego en el camino de vuelta al pueblo.




Un amigo que hicimos durante el paseo. Él también tenía calor y quería refrescarse
Cuando terminamos, y como estábamos cerca, quisimos acercarnos hasta la "Devesa da Rogueira". Ya estábamos bastantes cansadas, así que tras visitar el aula de la naturaleza, y charlar un rato con la bióloga que trabajaba allí, hicimos solo un pequeño tramo, para hacernos una idea y ver los paneles interpretativos...











...Y la verdad es que nos quedamos con ganas de más. Cuando vuelva al Courel, he de ir por ahí, fijo. Pero al ruta era demasiado larga y ya estábamos demasiado agotadas como para hacerla entera. Uno tiene que ser consciente de sus límites.


Y después de semejante tute, aún tuvimos las narices de ir a visitar el Castro de la Torre. ¿A que ahora entendéis mejor que nos costara tanto subir aquellos dichosos 300m?

Fotos: Inés G de Castro

viernes, 11 de octubre de 2013

De paseo por el Courel: Ruta Castro de la Torre (2ª parte)

Como dije el otro día, durante la ruta "Castro de la Torre" no encontramos el dichoso castro, así que tras pasar por la oficina de turismo del ayuntamiento de Quiroga, pudimos planificar el día de otra manera, y tras visitar otros parajes de los que ya hablaré en otro momento, decidimos terminar la jornada al atardecer, subiendo al famoso castro. Llegamos hasta la base del castro en coche, y tan solo tuvimos que caminar durante 300m (puede parecer ridículo, pero después de la pateada que nos metimos ese día, os garantizo que estábamos agotadas, y esos 300 metros nos pareció 1Km. Pero esa, ya es otra historia).





Sin embargo, de camino a la cumbre para ver el castro, me llevé una grata sorpresa. Sobrevolando la zona había decenas de aviones comunes (Delchion urbicum), a los cuales fui incapaz de sacar una foto con mi pobre cámara digital. Y es que son muy veloces y hacen unos recortes que hacen que para mi, fuera imposible inmortalizarlos. Para compensar, pude captar en vuelo a esta rapaz. ¿Sería el mismo abejero del otro día?

Abejero europeo (Pernis apivorus)
Tras el subidón de disfrutar de aviones y el abejero, lo siguiente que me llamó la atención de la zona fue el paisaje.





Precioso, ¿verdad? Pero ya basta de remolonear, que solo son 300 m caramba. Seguí subiendo (mi compañera ya estaba en modo automático y me había tomado la delantera), y por fin, llegué al castro. Como buena bichóloga, lo primero que captó mi atención fue esta lagartija.

Parece un juvenil de lagartija hispánica (Podarcis hispanicus)
Pero venga, no nos distraigamos, veamos por fin el castro, que para mi sorpresa e ignorancia, tenía forma cuadrangular, y no en círculo, como estaba acostumbrada a ver; pero es que la influencia romana ya se notaba en  dichas construcciones, que datan del siglo III-IV DC. Si sentís curiosidad y queréis saber más, os podéis descargar el PDF de la intervención arquelógica de 1993.





Y como despedida, otra lagartija. Y es que el castro estaba casi plagado de ellas.

Y esta me parece una hembra de lagartija hispánica 

 Otro día os cuento más rutas que hicimos ese día, antes de visitar el castro.

Continuará...

Fotos: Inés G de Castro

jueves, 3 de octubre de 2013

De paseo por el Courel: Ruta Castro de la Torre (1ª parte)

A mediados de agosto hice una pequeña escapada con una amiga al Courel. Dado que el día 15 de agosto es festivo en toda España, no encontramos abiertos ningún sitio de información turística, así que decidimos improvisar. Nos dirigimos hasta Folgoso do Courel, y una vez allí, quiso la fortuna que diéramos con un mapa donde se señalizaban 5 rutas. Tras una breve inspección del mapa, optamos por hacer la ruta que va hasta el Castro de la Torre. Y la verdad es que el comienzo pintaba muy bien.

Breve descripción de la ruta y su perfil de desnivel

En un principio la ruta no es muy complicada, y la verdad es que se disfruta del paseo, ya que le paraje es precioso, y hay una gran cantidad de árboles que dan sombra, que para caminar, siempre se agradece.




Entre las especies vegetales, había una gran cantidad, de brezos, robles, melojos y encinas. Los helechos y briófitos (musgos y hepáticas) estaban presentes en cualquier rincón, y por supuesto, había flores de los más variopintas.

Detalle de la hoja del melojo (Quercus pyrenaica)

Detalle de la hoja de la encina (Quercus ilex)
Clavel silvestre (Dianthus hyssopifolius), de la familia de las cariofiláceas
Briófitos
Una vez que se acaba el bosque, hay puntos en la ruta desde el que poder disfrutar del paisaje...y también insolarse un poco, porque seamos sinceros, en agosto las temperaturas no son precisamente suaves por esta zona.




Respecto a los animales, además de multitud d insectos que no paraban de acosarnos, nos encontramos con una gran variedad de excrementos de mustélidos (visón, comadreja...), y zorro. Y en una parte del camino, alguien debió perder un buen trozo de su pelaje.


Conforme se acercaba el final de la ruta empezó a complicarse un poco el paseo. Por un lado lorenzo apretaba cada vez más, la señalización en algunos tramos era poco visible, y tuvimos que improvisar (en el 90% de los casos acertamos), y andar hacia delante y hacia atrás, probando a ver por donde seguía el camino. Además, cuando se suponía que estábamos cerca del Castro, no vimos ninguna indicación, así que debimos pasarlo de largo sin poder verlo. Cuando ya estábamos agotadas, la ruta nos dio una alegría. Volvimos a encontrarnos con la sombra de robles y encinas, y de regalo, y porque nosotras los valemos, nos dimos un chapuzón en el maravilloso y refrescante río Lor, que nos hizo resurgir cual ave fénix, y nos dio las fuerzas que necesitábamos para terminar la ruta.

Y aquí, fue donde nos refrescamos. Lo mejor de la ruta, sin duda.
Y eso que al llegar a "casa", me encontré con una sanguijuela en mis nalgas. Pero que me quiten lo bailado.
La alegría final me la llevé cuando volvíamos al coche y vi volando a esta rapaz en el cielo. ¿preciosa, verdad?

Abejero europeo (Pernis apivorus)

Como nos quedó la espinita de no haber podido ver el dichoso castro, al día siguiente nos acercamos hasta ahí...pero eso ya es otra historia..

Continuará...

Fotos: Inés G. de Castro