domingo, 21 de julio de 2013

GR 203: Por donde camina el oso

Cuando estuve de visita por Asturias con R. Dominguez, además de ir a visitar Muniellos, hicimos un trozo de la ruta GR-203 "Por donde camina el oso", ya que de el pueblo donde dormimos, Sisterna, partía una de las etapas de dicha ruta: la que va de Sisterna a Cerredo.

Ya antes de empezar la ruta, en la carretera, nada más salir del lugar donde íbamos a pernoctar (Hotel Rural Tixileiro, totalmente recomendable por su calidad y servicio), nos encontramos con una lagartija roquera que curiosamente no escapó de nosotros.

Hembra de lagartija roquera, grávida (Podarcis muralis)

Macho de lagartija roquera

Una vez ya en ruta, a lo largo de el camino nos topamos con una gran variedad de plantas en flor.


Veronica sp

Se parece al botón de oro (Ranunculus repens), de la familia de las ranunculáceas
Estrellada (Stellaria holosteade la familia de las cariofiláceas.
Silene
Polygala vulgaris Orden Fabales
Arenaria montana de la familia de las cariofiláceas.
Aguileña común (Aquilegia vulgaris), de la familia de las ranunculáceas
Nomeolvides (Myosotis sempervirens), de la familia de las boragináceas.
Respecto a fauna, lo que vimos principalmente fueron insectos(mariposas, escarabajos, chinches...) y otro tipo de invertebrados (arañas y milpiés)

Milpiés (Tachypodoiulus niger)
Doncella de ondas (Euphydryas aurinia
A pesar del nombre de la ruta, no nos cruzamos con ningún oso, ni tampoco vimos ningún rastro de su presencia en la zona.



Aunque el desnivel del tramo es bastante elevado, su dificultad no es muy grande, y las vistas y el paisaje merecen la pena.

Panorámica


Agradecimientos
La identificación de la mayoría de ejemplares fue gracias a mi amiga Cris Fuentes y a la web de Biodiversidad Virtual, un sitio que os recomiendo totalmente.

Fotos: Inés G de Castro

domingo, 14 de julio de 2013

Muniellos (2ª parte)

El retorno al punto de partida en Tablizas, fue paralelo al río Muniellos. La primera parte del descenso tenía un fuerte desnivel, y había que tener cuidado con las rocas para no torcerse un pie. tras 2-3 kilómetros el desnivel es menor y ya puede uno pararse a mirar con más detenimiento el paisaje.



La vegetación era muy exuberante, con gran variedad de musgos y helechos.

En cuanto a árboles, lo que más abundaba eran alisos y abedules.




El paisaje era precioso, pero yo esperaba poder ver algún mirlo acuático, lavandera cascadeña o aunque fuera algún caballito del diablo. No se si fue que ya estábamos cansados, o que íbamos más pendientes de los pies para no caernos, pero poco pudimos ver.





Puente abandonado

La ventaja de fijarse por donde pone uno los pies para no tropezar, es que no se te escapan este tipo de cosas, como el cadáver a medio comer de este ratón de campo, a un par de kilómetros de nuestro destino.

Restos de ratón de campo (Apodemus sylvaticus) a medio devorar

Y después de 23 Km de ruta, por un paisaje precioso y variopinto, llegamos al punto de partida. Merece la pena visitar esta reserva, así que si tenéis oportunidad de hacer una pequeña parada en Asturias, no dudéis en pasar por Muniellos.

Fotos: Inés G de Castro

lunes, 8 de julio de 2013

Muniellos (1ª parte)

En junio, aprovechando unos días de vacaciones, me acerqué con R. Dominguez por la Reserva Natural de Muniellos (Cangas de Narcea). Hay una ruta establecida, y para poder visitar la reserva hay que pedir permiso (conceden 20 al día, y son gratuitos). La ruta comienza en Tablizas, y ya desde el inicio se ve qué tipo de camino hay, estrecho, rocoso y con muchos árboles.

Inicio ruta, en Tablizas



Uno de los primeros pobladores que pudimos ver fue al lagarto verdinegro, escondido entre los matorrales.


Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi)


Además de la frondosidad del bosque caducifolio, me llamó la atención la gran variedad de brezos presentes en la zona, como el brezo blanco (Erica arborea), y el brezo rojo (Erica australis) entre otros






En diferentes tramos del camino, éste se veía atravesado por canchales, en los que había que tener cuidado para no torcer un pie.


Canchal
Canchal
Aunque no tan abundantes como los brezos, había bastantes acebos.


Acebo (Ilex aquifolium)
El primer tramo de la ruta (unos 14 kilómetros), se hizo un poco largo, y de vez en cuando había que hacer alguna paradita para coger ánimos y fuerzas.


No, aunque lo parezca no es un koala abrazadico a su árbol...

la verdad es que se escuchaba multitud de pájaros, pero no tengo el oído tan entrenado como para disinguirlos por su canto, y eran tan escurridizos que entre la frondosidad del bosque me costó ver claramente a alguno durante la ruta que hicimos. Aunque algunas huellas de su presencia si que encontramos.

¿Posible accion de pico picapinos?

Así que de fauna poco nos cruzamos durante el paseo. Pudimos ver el lagarto verdinegro y otro tipo de lagartijas (creo que alguna era una lagartija roquera Podarcis muralis), y un sapo despistado, que corrió raudo a esconderse bajo una piedra.


Sapo (Bufo bufo)
El principal indicio de presencia animal fueron los excrementos (de los cuales vimos muchos y de muchas variedades, incluído excrementos de oso), pero por no ser escatológica, dejo una muestra visual.


El final de la primera parte del trayecto, concluye en las lagunas glaciares. Como íbamos un poco justos de tiempo, sólo subimos hasta la primera.

Laguna glaciar

Subida a la segunda laguna glaciar
Y allí, en lo alto de las rocas, nos dió la bienvenida un majestuoso rebeco (Rupicapra rupicapra). Esto nos dió ánimos y fuerzas para el descenso.

Rebeco (foto de R Dominguez)
Fotos: Inés G. de Castro